14 de marzo de 2011

Temple de Acero: Los Coen y el western ¿habrá química?


SINOPSIS: Después del asesinato de su padre por Tom Chaney (Josh Brolin), Mattie Ross (Hailee Steinfeld), una chica de catorce años firmemente decidida a hacer justicia, contrata los servicios del veterano sheriff Rooster Cogburn (Jeff Bridges), un borracho de gatillo fácil. Ambos perseguirán al criminal hasta territorio indio e intentarán atraparlo acompañados de LaBoeuf (Matt Damon), un ranger de Texas, que quiere atrapar de Chaney para juzgarlo por el asesinato de un senador.

TÍTULO ORIGINAL: True Grit
AÑO: 2010
DURACIÓN: 110 min.
PAÍS: Estados Unidos
DIRECTOR: Joel Coen, Ethan Coen
GUIÓN: Joel Coen, Ethan Coen (Novela: Charles Portis)
REPARTO: Jeff Bridges, Hailee Steinfeld, Matt Damon,
Josh Brolin, Barry Pepper, Paul Rae, Ed Corbin
GÉNERO: Western



Nos encontramos con una de las nominadas –sin premio alguno –de los pasados Oscar, dirigida por los hermanos Coen y protagonizada por un elenco variopinto con Jeff Bridges, Josh Brolin y Hailee Stanfield. Si no les suena la última está bien, tiene sólo catorce años, pero les debiera sonar en un par de años más.

“Temple de Acero” es un remake de una cinta de finales de los sesenta protagonizada por el mismísimo John Wayne, alabada y premiada en su momento por la crítica. Y ahora los Coen dejan de lado guiones originales para readaptar esta historia de western.


Si bien sus directores nos acostumbran a historias llenas de humor negro y giros insospechados, en esta película lo primero está presente, pero no en demasía, y lo de los giros tampoco es tanto, dejando la historia original con pequeñas modificaciones.

Lo importante, eso sí, es la frescura de la película. Tenemos una cinta ambientada hace  más de medio siglo, y en ningún momento decimos “esta es otra cinta más de vaqueros”. Pues el trabajo técnico sobre ella, de partida, es excelente. Una banda de sonido perfecta, un diseño de vestuario pulcro, una fotografía y un montaje que le dan una fluidez y una calidad estética que la enaltecen.


“Temple de Acero” posee un pulso narrativo más que estable, una construcción de personajes muy bien lograda que demuestran que los Coen saben lo que hacen dominando un género poco transitado el último tiempo: una narración clásica pero a la vez imponiendo su sello.

Sobre las actuaciones, tenemos a un Brolin que no brilla mucho –tal vez a propósito –y un Matt Damon que está pintado para su papel. Por su lado, Jeff Bridges nuevamente se manda una actuación soberbia como el sheriff-caza recompensas-borracho que es contratado por Mattie Ross, la verdadera protagonista de esta historia, interpretada por una pequeña pero talentosísima Hailee Stanfield.


“Temple de Acero” nos ofrece un guión inteligente, claro y fácil de seguir, con un desarrollo si bien lineal, muy entretenido, con pocas sorpresas, pero sí que nos mantiene pendientes de su desenlace y que posee en todo su metraje una carga emocional también muy importante y muy bien representada, permitiéndoles a sus directores sacarse la etiqueta de cinismo y sátira por un momento y demostrarnos que aparte de las risas y el horror, también pueden mordernos el corazón con drama de calidad.

Desde “3:10 a Yuma” –aquel brillante remake con Russell Crowe y Christian Bale a la cabeza –que no se veía un western con aptitudes óptimas. Y antes de aquél sólo con la “Unforgiven” de Clint Eastwood de ya hace bastantes años. Los hermanos Coen han revitalizado el género con una película que, sin agregarle elementos actuales –como han caído “Wild Wild West” o la reciente “Jonah Hex” (también interpretada por Brolin) –se convierte en un título más que recomendado.

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